Desde que te fuiste todos los días son grises, 

hay sol pero no logro verlo parece como si tuviera una neblina gris en la vista que no me deja ver la realidad. Aquel reloj que corría tan deprisa cuando estábamos juntos, 

hoy esas agujas corren mas lentas que nunca. 

Las fotos, la cama (la cual sigue intacta desde que te marchaste), 

los muebles y hasta el sofá hacen que tu recuerdo penetre en mi cabeza, 

sin dejarme en paz, torturándome hasta el anochecer,

donde hace un descanso y segundos antes de dormirme vuelve a torturarme con tu presencia,

 que aun perdura en esta habitación y parece no querer marcharse. 

Cuando creo olvidarme de tu rostro, vuelve esa imagen a mi cabeza,

para recordarme que sigues estando ahí, 

en mis recuerdos. 

Recuerdo tu rostro detalladamente, 

tus miradas y lo que transmitías con cada una de ellas, 

tu olor que aun quedo impregnado en mi piel, 

y tus manos las cuales todavía las siento rosando las mías. 

Conozco tus dudas, tus miedos, tus temores, tus alegrías, tus obsesiones, tus gustos, tus desagrados.. 

Te conozco mas que a mi misma y aun así me das que pensar sobre tu partida. 

¿Por qué tuviste que marcharte? 

¿Acaso nunca sentiste nada por mi? 

Estas y mas preguntas dan vueltas en mi cabeza, 

sin dejarme respirar. 

Me volví tan masoquista desde que te fuiste,

 lo único que hago es pensar que hice mal o que hicimos mal,

 para que esto terminara,

 mientras miro nuestras fotos, tus regalos,

mientras dejo sonar nuestras canciones y las lágrimas comienzan a caer sobre mis mejillas, 

entonces ahí es cuando me doy media vuelta recuesto la cabeza sobre la almohada,

y dejo caer las lágrimas, y mis ojos enrojecidos se hinchan hasta quedarme dormida. 

Así al otro día cuando el sol comienza a asomarse por la ventana y pega en mi cara, 

otra vez me levanto con la firme esperanza,

 de darme vuelta y tenerte durmiendo al lado mio como lo era anteriormente.. 

pero en ese momento es cuando mi mente me hace recapacitar, 

y vuelve a repetirme que el jamás volverá.